Soy yo entonces la única que atiende a esta luna tumbada sobre los campos secos. La que aspira la noche en los campos y piensa en carretas, en hombres segando, en mi padre niño.
Es para mí que se abren tantas flores en la madrugada, todas con su olor y su secreto. Soy yo quien se detiene a buscar la Estrella Polar en medio del polvo, y quien sigue en los helechos la huella del agua, y quien contiene el aliento para que nada perturbe el momento quieto y como soñado. Soy yo la que busca con ahínco perderse en los caminos, y que cuando se pierde baila y se asusta, y que cuando baila roza con la punta de los dedos los últimos rayos de sol como si fueran un regalo de bodas.
Solo yo ando hipnotizada por el autillo y los ladridos lejanos de los perros, y me quedo pensativa cuando el valle se va ensombreciendo, y miro luego la luna, esa luna recostada sobre amarillo, fresca en la noche como una fuente, y oigo la fuente cantando en mi callecita blanca, la voz diminuta de las salamanquesas amigas, el coloquio de las arañas. Solo para mí existe la hortensia de la esquina recordándome a la tía Adelaida, solo para mí las moras fuertes del sendero escondido debajo de la era.
Si hubiera otra yo a mi lado, le diría: mira la luna recostada en los campos. Mira la hortensia de la tía Adelaida. Mira cómo los helechos custodian el agua. Ten, prueba una mora, está fuerte. ¿No es sagrada esta noche en la que nada pasa? Si otra yo caminara conmigo de la mano la retaría a encontrar la Estrella Polar y le hablaría tal vez de hombres segando, de carretas, de mi padre niño.
Pero solo para mí existen esta noche y estos días callados. Juego a desdoblarme. Me tomo de la mano. Susurro palabras para que la otra yo me escuche y me conforte. Contemplo el mundo con asombro.
Agosto es casi un espejismo.

Superándote día a día. Esta ensoñación es de diez. Me encanta.
Aunque no te haga un comentario te leo siempre.
Un abrazo artista. Espero que en Óbidos sea todo estupendo.
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Muchas gracias, me das una alegría. Y sí, te entiendo, aunque no te hagas notar sé que andas cerca. 🙂 Óbidos es fenomenal. Espero volver con muchos cuentos acabados. ¡Un abrazo!
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